
Me produces lo mismo que un cigarrillo, que juré no volver a fumar; me mareas , me haces sentir vulnerable a cualquier movimiento en falso. Eso me hace pensar que puede ser un indicio de adicción. Horror existencial, me siento ultrajada y eso que ni te estoy mirando a los ojos , porque si lo hiciera , Dios me perdone, pero seguro que te devoro.
¡Ay, Señor! ¡Dame fuerza!
No hay comentarios:
Publicar un comentario